En la luz tibia de invierno
bajo un frio manto de oscuridad,
en los largos dias de necesidad
en la interminable escueta noche
como un abrigo sin broche,
en la soledad del averno.
Siempre te recuerdo,
en cada sordo instante,
a cada silencio ruidoso,
en cada desencuentro
a cada momento doloso
en cada minuto cuerdo
a cada dia vacilante
en cada segundo muerto.
y espero
y desespero
y mil veces por tí muero.
Mascayemas.
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