domingo, 5 de septiembre de 2010

LA AGONÍA DE LA AUSENCIA

Una de las cosas más difíciles de sobrellevar en la vida es la ausencia de las personas o nuestra ausencia respecto a ellas. También es cierto que no nos afecta por igual con todas las personas que conocemos o hemos conocido. Para mí es un buen barómetro de cuanto nos importa alguien cuando empezamos a sentir su ausencia. Hay amigos que uno no ve en años, de los que nos acordamos de tanto en tanto y nos preguntamos “¿qué habrá sido de tal o cual persona?”. Realmente eran amigos, en su momento tuvieron una relación más cercana pero se ausentaron. Si los volvemos a ver algún día nos alegraremos, nuestro sentimiento hacia ellos se “desempolvará” y, segúramente, nos sentiremos culpables de no haber mantenido un contacto más permanente prometiéndonos no caer en el error en el futuro. Pero la realidad es que no todo el mundo nos importa igual y es bastante probable que esta persona vuelva a caer en el “olvido” en el que la teníamos anteriormente (olvido mútuo, pues yo siempre digo que, como otras cosas, el olvido es cosa de dos). He podido constatar que, a veces la gente se ausenta de nuestra vida por circunstancias y que luego no somos capaces de “reactivar” esa relación que realmente es importante. Una persona importante para nosotros se ausenta y no somos capaces (o pensamos que no lo somos) de restablecer el contacto. Este tipo de ausencia es también bastante doloros y, en muchos aspectos bastante absurda. ¡Cuidado con esto, que no nos ocurra!. Si esto ocurre con amigos, la misma regla se aplica con familiares y personas afines (ya sabéis a quienes me refiero). Nuestro interior no diferencia unos de otros por el hecho de su estátus, sino por el sentimiento que generan en nosotros. Todos tenemos algún familiar que nos cae mal (o a quien caemos mal) y al que no vemos en años y ni nos inmutamos. El hecho de ser familiar no obliga a nada, no obliga a sentir nada si realmente no ha nacido ese sentimiento en nosotros. Al final es fácil saber cuanto nos importa alguien comprobando el “echar de menos” en su ausencia. Si dejamos de hablar con alguien o acabamos de ver a ese alguien o acaso recibir noticias y acto seguido ya estamos notando su ausencia eso es señal de que esa persona juega un papel muy importante en nuestra vida (a veces sin que la persona lo sepa o sin que sea un sentimiento mútuo). Por tanto hay que se ser conscientes (me meto en el tarro, como no) de que si nos ausentamos de la vida de alguien un tiempo (entiéndase desaparecer sin dar señales de vida), es muy posible que ese alguien termine sufriendo por nuestra ausencia. Por eso es tan importante ser consciente de cuanto importamos a los demás y de que importar a alguien es una de las razones que nos da la vida para vivir.

Pero también es cierto que a veces las ausencias son sin solución de continuidad. Esas ausencias son totalmente irrecuperables (La muerte de alguien querido, el amor no correspondido...) pero dado su irrecuperabilidad, hay que sobrellevarlas con la imaginación y pensar que esas personas están ahí, no se han marchado (y realmente no lo han hecho de nuestro interior) pues esta vida es de sentidos y si no queremos, nadie se marcha. De todas formas, el hacer esto estará bien si no se convierte en un sentimiento enfermizo que nos genere dolor y mal y no nos deje seguir adelante en la vida. Lo ideal, lo que debe ser, es que todo sentimiento que habite en nuestro interior sea positivo, y como tal, contribuya a nuestra paz interior y nuestra felicidad, aún el de las personas ausentes. Sé que es difícil, a veces muy difícil...pero al final se tendrá que convertir en positivo para servirnos como motor y no como freno en el dia a dia.

Personalmente (y por una vez me descubro) a mí me afecta mucho la ausencia (negatívamente) de las personas más cercanas aunque intento siempre sobrellevarlo respetando la libertad de los demás (intento). Feliz dia. Me importáis (aún en la dejadez).

Foto: mascayemas.

4 comentarios:

Tanit dijo...

Eh, moreno, lo de la dejadez desde luego no va por mí, eh? que paso casi todos los días por aquí para ver qué has publicado y de paso darle de comer al pececito amarillo.

Está muy bien escrito este post y tienes mucha razón en lo que dices en él. Es inmejorable pero yo me voy a atrever a añadirle un ejemplo.

Cuando al quitarme los pendientes se me cae uno, lo busco hasta que lo encuentro. Suelo usar pendientes de bisutería, de uno o dos euros, pero eso da igual. Es mío y muevo todos los muebles hasta que consigo recuperarlo. Tengo algunas joyas de oro, que sé que valen mucho más que ese pendiente que se me ha caído, pero no por eso me resigno a perderlo.

Es sólo un ejemplo, que pretende ser igualmente válido si el pendiente que se cae es de mercadillo como si también es de oro de ley, pero lo expliqué así para que quedara más claro lo que quería decir.

Un beso, eres una joya.

Mascayemas dijo...

Vale, moreno...Ahora tendré que teñirme las canas para no desentonar con tu catalogación.

Buena apostilla que agradecerán los cienes y cienes de lectores de mi blog (¿?).

Está claro que el valor de las cosas o personas es subjetivo y a veces hasta misterioso y extraño.

¿Porqué nos gusta una puesta de sol, un aroma, un sonido, acaso un brillo, una flor, unos ojos, una sonrisa? ¿y jústamente esa y no otra?.

Veo a las personas llenas de teclas que, al ser pulsadas, de forma consciente o inconsciente, abren la caja registradora de manera inexorable. Todas esas cosas enumeradas lo consiguen, al igual que...cualquier persona lo puede hacer...bueno, no cualquiera, la que "sabe", "adivina" o "acierta" la secuencia.

De siempre he considerado más valiosa la plata que el oro (tal vez porque se parece al platino).

Suerte para mañana con el exámen. Ya sabes la expresión, si no te sale nada, échale imaginación (al menos conseguiras arrancar una sonrisa del profesor).

Firmado: La joya bisutera.

Tanit dijo...

¿Qué tonterías dices de canas? si tienes alguna debe ser muy vergonzosa porque no se ve.

Me ha encantado la forma en la que has descrito esa chispa que a veces surge y que es un misterio que no podrías razonarle a nadie. Eres muy hábil con el lenguaje y por eso eres capaz de explicar lo inexplicable.

Besos para ti y para los lectores de tu maravilloso blog.

paqui dijo...

hola........... entro poco, pero te recuerdo siempre!!! así, q no te dejo, ni olvido. Volvere dentro de unos días. Cuidate mucho. Kiss