domingo, 18 de octubre de 2009

LA IMPORTANCIA DE LO PEQUEÑO.

En esta tarde de otoño por fín me he animado a concluir este artículo que tengo pendiente. Parece un artículo sin mayor importancia, pero no lo es porque habla sobre algo muy importante, trascendental diría yo…las cosas pequeñas. Uno no imagina la vida sin tener cosas. El vacío no es vida. Pero ¿qué es lo que ansiamos?...Un trabajo, una casa, un buen coche, una familia y ser felices, sobre todo ser felices. Y pensamos que lo anterior nos dará la felicidad. Claro, todo lo anterior lo podríamos considerar “cosas grandes”. Tener un buen trabajo no parece una cosa pequeña. Conseguir una casa hoy en dia es una empresa también muy grande, a priori y ya no digamos conseguir una familia, eso son palabras mayores. De acuerdo, todo esto son cosas grandes pero…de nada sirven sin las cosas pequeñas que conllevan, que lo forman, que las mantienen. Un trabajo está muy bien, nos permite vivir, que no es poco. Pero también puede ser justo lo contrario, algo que nos martirice. Sus cosas pequeñas son las que lo definen. Que nos guste cada pequeña cosa que hacemos en él, como una silla cómoda, unos minutos para tomar un café, la amabilidad de los compañeros, la ayuda puntual de alguien cuando tenemos problemas, un golpecito en la espalda cuando lo hacemos bien y también cuando lo hacemos mal, esa frase “venga, ánimos. Llámame si me necesitas” es una tabla de salvación por el simple hecho de existir, y sólo es una “cosa pequeña”. Una casa es una “gran cosa” pero…está repleta de cosas pequeñas, cosas que nos hacen ansiar llegar a casa en donde encontraremos nuestra parte de felicidad diaria. Un sofá cómodo es algo imprescindible. El simple hecho de quitarnos la “incómoda” ropa que hemos llevado todo el dia. Esa ducha caliente y el agua resvalando por nuestra cabeza…por unos instantes el mundo se para. Relajados salimos de la ducha y ponemos un disco duro multimedia (que es lo que se lleva ahora) repleto de canciones MP3. “Nuestras melodías” empiezan así a abrirse camino hacia nuestro interior y aceleran (o disminuyen) el ritmo de nuestro corazón. El frigorífico está cerca y siempre hay algo que nos apetece, una cerveza, un yogurt, unas papas arrugás que sobraron del medio dia, un helado de chocolate con menta, una simple coca-cola…sí, son pequeñas cosas que nos hacen felices dia a dia. Si los objetos cotidianos son importantes lo son mucho más los objetos vivos. Rodearnos de plantas nos hace sentirnos naturales, nuestros animales…nuestros animales son esa chispa de vida y de alegría que instantáneamente nos transmiten…Acariciar un perro, mirar sus ojitos, ver al gato persa restregarse por nuestras piernas y hasta contemplar las repetitivas evoluciones de los pececillos nos hacen sentir paz y bienestar…nos dan felicidad. Pero realmente uno de los elementos más importantes en nuestra vida puede ser (aunque no necesariamente) la relación con…las personas que nos rodean. Enamorarse suele estar asociado a la felicidad. Parece una gran cosa enamorarse, algo muy serio pues nos cambiará de una forma u otra la vida que realicemos…y nos aportará grandes dosis de felicidad. Como es obvio, esta felicidad se supone permanente, dia a dia, momento a momento porque sinó no nos sirve, no vale la pena, no nos aportará la felicidad que buscamos y mejor dejar estar la relación. No entiendo a la gente que se aferra a una relación que no le aporta felicidad. Tal vez por aquello que se escucha en las iglesias “Hasta que la muerte os separe”. Esa frase es una frase muy desacertada y dudo que sea cierta (un invento de la iglesia), salvo si se refiere a “la muerte” del amor. Pero, ¿qué es lo que nos hace felices en una relación?....pues las cosas pequeñas, por supuesto…los detalles. Definir aquí cuales son esos detalles, insignificantes casi, es tarea difícil pues cada cual tiene los suyos propios, detalles que hay que averiguar pues las cosas pequeñas, a menudo las tenemos que dar nosotros, para recibirlas después, pero sin pensar en recibirlas, darlas tal cual. Y es que, amig@s, dar tambien es una cosa pequeña que nos hace felices. Es algo que se aprende con el uso. Cuando se da, la sensación de bienestar suele ser mayor que la recibir (salvo cuando alguien recibe algo de necesidad imperiosa). ¿Qué es mejor, dar amor o recibir amor?. Oh, ya salió la palabra “mágica” tan importante en la felicidad (amor a todo, no sólo a las personas). Bueno, hoy no toca hablar del amor, sino de las cosas pequeñas, así que …sí, el amor es un cúmulo de cosas pequeñas también, los famosos “detalles”. Pero vuelvo a insistir, no se trata de esperar recibir sino de dar. El recibir vendrá dado para que el equilibrio mantenga la felicidad. ¿Y qué cosas pequeñas son importantes, por ejemplo, para mí?. Está claro, hasta aquí quería yo llegar, tal vez para que me conozcáis un poco, tal vez símplemente para que reflexionéis un poquito. Para empezar decir que yo soy bastante sensible a todas estas cosas –aunque no se me note-, tal vez porque tengo una “veta” de romanticismo o de locura, a saber. Me gustan los detalles insignificantes, sin valor monetario o de otro tipo pero sobre todo representativos de afecto, de ese amor que da la felicidad. Una palabra amable, una frase de aliento, un soplo de aire al oido…algo que rompa el silencio. El silencio tiende a secarlo todo, es como el sol abrasador de los sentimientos. Sacar un poquito de lo que se lleva dentro y soltarlo, dia a dia, aunque sea repetitivo. El agua es repetitiva, el aire es repetitivo y da la vida, no hay que olvidarlo. Las palabras son muy importantes claro, pero siempre que sean sinceras pues son mucho peores que el silencio en caso de no salir de dentro. Las palabras estan bien para cuando no hay nada más posible que ellas pero cuando compartimos sentimientos con alguien que se encuentra a nuestro lado hay un sinfín de cosas pequeñas importantes y insisto en ello, son cosas pequeñas que nos toca dar – y disfrutar dándolas-. ¿Qué cosas?. Ozú, yo me lo guiso yo me lo como...depende de las personas, unas necesitamos unas cosas y otras otras. Por eso hay que estar atento a lo que el otro necesita para su felicidad, a sus cosas pequeñas. Puedo poner algunas sobre mí…. …Nunca gritar, hablar con dulzura y control en todo momento –todo se soluciona sin gritar mucho mejor-, paciencia pues no siempre uno es capaz de hacer las cosas bien a la primera. La paciencia siempre es un conservante de todo en la vida. No tenerla es algo muy negativo en una persona –pienso yo-. Si le pegamos cuatro gritos a un perro saldrá corriendo pero si le sonreimos y le hacemos unas carantoñas moverá la colita, ladrará y nos alegrará la vida (menudo ejemplo). Hay otras cosas mucho más sutiles y algunas que mejor no digo pues no son para contar en foros públicos. El contacto físico es algo fundamental y tan fácil…los besos inesperados, las leves caricias, un abrazo, dos, tres... intentar aprender un mínimo sobre masajes para aliviar ciertas dolencias del cuerpo, como hombros, manos, pies…. Todas estas cosas, además de transmitir sensaciones físicas, transmiten sentimientos, sentimientos que usamos en nuestro cerebro para fabricar la felicidad. Para terminar este pequeño alegato a las cosas pequeñas (que ha empezado a calentarse lévemente) y en suma, sobre como pienso yo sobre este aspecto de la vida, decir que decidídamente a mí sí que me afectan y mucho estas cosas pequeñas, me rodeo de bastantes de ellas y que me falten algunas me cuestan sobrellevarlo, sobre todo la del silencio y el de la falta de sinceridad (Espero que nadie se sienta aludido pues este alegato es sólo eso, un alegato). Sin las materiales, se puede pasar y esperar a conseguirlas poco a poco. Gracias por leerme (este artículo no ha sido editado, se publica tal cual se ha escrito para conservar la frescura, por tanto os pido perdón por los posibles errores de redacción que tenga).

4 comentarios:

luneriza dijo...

Cosas Grandes!!
Te he de llevar la contraria, aunque sólo sea por esta vez.
Las cosas pequeñas a las q tú te refieres, no lo son tanto. De echo, tú mismo, las grandificas.
Hay q admirar los detalles, pero, en realidad, debemos hacer pequeño todo aquello que nos "moleste", es decir, un compañero que nos grita, un coche que nos mete prisa, eso, sin duda, hay que empequeñecerlo hasta hacerlo desaparecer. Por el contrario, todo lo bonito, lo dulce, sensual, debemos engrandecerlo hasta el infinito. Hay que saborear la vida, tiene cosas muy bonitas, y de nosotros, sólo de nosotros, depende que las aprovechemos como es debido. De echo, yo tengo una frase que empleo mucho en mi trabajo, pues digo: tengo oido, y vista selectivo. Y, si se me hacen los tonticos, les aclaro, que si les he oido y visto, pero q, hago como que no pues es una tonteria, que no me interesa. No me gustan las malas críticas, el meter cizaña, ya tenemos cada uno suficiente con lo nuestro.
Joooo... creo q me he pasao.
Admiro tu afan de rodearte de lo mejor, se que lo estas consiguiendo. En lo que necesites, sabes que me tienes. A sólo un clip. Besos sinceros, pero besos muy muy grandes.... con rechupones!!!

Mascayemas dijo...

Luneriza, que sorpresa, tú por aquí..., Gracias por tu sincero comentario...y los besos, jeje. De todas formas lo que yo quería dar a entender es que las "cosas pequeñas" que muchas veces están a al alcance de nuestra mano son las que nos hacen felices. Lo de pequeño no es por su valor, que siempre vendrá dado por cada cual, sino por lo lo simple y sencillo de dichas cosas. Pequeño y fácil es pasear por una playa un soleado dia de otoño esuchando las olas y a las pesadas gaviotas...pero sin duda ese momento y ese instante no lo cambiaríamos por nada. Tal vez tendría que haber llamado al artículo "Pequeñas grandes cosas". Besetes. Cuidate.

Atención dijo...

Me ha gustado mucho que hayas escrito esto acerca de los detalles pequeños porque a mí me parecen fundamentales. En lo único que no estoy de acuerdo de lo que has escrito aquí es cuando decides callarte esas "cosas muchos más sutiles y algunas que mejor no digo" con la excusa de que esto es un foro público...anda ya! Pienso más bien que este es un espacio al que por lo menos yo, acudo para que me cuentes al oido lo que piensas y sientes, pero sin autocensura, sino como eres tú: maravilloso, espontáneo y puro. Te dejo un beso sin carmín.

Mascayemas dijo...

Las cosas de decir al oido las digo...al oido...además la lista de cosas pequeñas sutiles es interminable.

Mil gracias por tus inmerecidos piropos, Atención. Vuelve pronto.