Siempre he pensado que destruir es mucho más fácil (y rápido) que construir. Por eso creo que hay que esforzarse por todo aquello que construimos en la vida y que, ni tiene porqué ser destruido ni debe ser destruido. Mejor transformarlo o adaptarlo. Destruir para nada es tontería.
lunes, 4 de marzo de 2013
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